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lunes, 30 de agosto de 2010

nuevo ciclo


El verano está a un paso de pasar de presente a pretérito. Las hojas de los árboles aguantan esperando la llegada de la próxima estación para dejarse caer al vacío. Los ciclos siguen su curso, como si del si del día de la marmota se tratara. Los que hemos tenido la fortuna de podernos perder durante unos días lejos de nuestra rutina habitual, seguramente habremos recargado las pilas neuronales proyectando nuevas ideas, que, tal vez, llevemos a cabo.

Esas ideas que, tal vez, una vez reinstalados en la vida habitual pensemos que son efímeras y fruto de reflexiones idílicas producidas debajo de la sombra de un parasol playero amplificadas por la efervescencia de las burbujas del zumo de malta de cebada, son en realidad reales. Porque, aunque creamos que nuestros pensamientos sean menos insustanciales que el peso atómico del hidrógeno, en realidad son tan reales como todo lo que tocamos, saboreamos o vemos. Y, sino, si un arquitecto es capaz de diseñar una casa, es en gran medida gracias a que en su momento materializó una idea..... Por tanto, no dejemos la oportunidad de dar vida (tal como la interpretamos nosotros) a todos esos pensamientos que rondan sobre nosotros, y de esta manera creceremos como anhelamos.

Con el otoño sembraremos todo aquello que recogeremos en verano. Es ahora cuando tenemos esa opción de hacer realidad nuestros proyectos. Sólo es cuestión de ser ecuánimes con nosotros mismos (y con los demás). De esta manera vibraremos en la frecuencia que queremos sintonizar. Nosotros escogemos el camino, y como ya sabemos nada es casual y todo causal.

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